Después de un largo período de malas noticias para los viajeros, todo empieza a mejorar. Gracias a la disminución de los números de COVID-19 en todo el estado y la nación, quienes buscan aventuras están volviendo a la carretera (y a los aeropuertos), y las tasas de ocupación se están recuperando más rápido de lo previsto.
Aunque se han levantado muchas restricciones y medidas relacionadas con la pandemia, aún quedan algunos protocolos vigentes. De acuerdo con las últimas directivas de reapertura establecidas por la Asociación Hotelera y de Alojamientos de California, los huéspedes y visitantes de hoteles que tengan el esquema de vacunación completo no están obligados a usar máscaras mientras se encuentran en áreas comunes interiores. No obstante, quienes no estén vacunados deben usarlas. Sin embargo, en algunos condados, incluidos Los Ángeles, San Francisco, Alameda y Contra Costa, se exige que todos usen máscaras en espacios cerrados, independientemente de su estado de vacunación. A pesar de tales exigencias, muchos en la industria tienen una perspectiva positiva.
“Los hoteles están resistiendo”, según Pete Hillan, portavoz de la Asociación Hotelera y de Alojamientos de California. “Realmente son buenos para comprender su marketing y saber cuáles son las necesidades de los huéspedes. Los hoteles volverán fortalecidos de la experiencia de la pandemia, tanto en la forma en que nos acercamos a los huéspedes como en la forma en que apoyamos a nuestros empleados”.
Sin embargo, dentro del panorama general de mejora, ha habido algunos contratiempos. Si bien los viajeros han estado saliendo en masa desde el verano pasado, los hoteles enfrentan una escasez histórica de mano de obra, la misma crisis de personal que afecta a los restaurantes, las tiendas minoristas y otras industrias.
“Nuestra industria hotelera perdió una gran cantidad de trabajadores durante la pandemia, por desgracia, algunos de forma permanente”, comenta Hillan. “Contratar nuevos trabajadores no es tan fácil. Necesitan capacitación para realizar las tareas, aprender normas de salud y seguridad, y, en algunos casos, ser reincorporados según su antigüedad sindical. Todo eso lleva tiempo”.
Según las estadísticas de la industria hotelera, cuando llegó la pandemia en la primavera de 2020, los hoteles estadounidenses despidieron a aproximadamente 6,2 millones de empleados. A inicios de 2021, habían reincorporado solo cerca del 50 % del personal que tenían antes de la pandemia.
Para los viajeros, eso significa que, en algunos hoteles, los servicios pueden ser limitados. Es posible que los bares o restaurantes no estén abiertos. Puede que el servicio de transporte a los aeropuertos o zonas comerciales no esté funcionando o tenga un horario reducido. Las filas para registrarse pueden ser un poco más largas.
“Estamos haciendo todo lo posible para ajustarnos a las expectativas del público viajero con respecto al nivel de servicio que pueden esperar”, admite Hillan. “No queremos dar pasos en falso que desalienten a los viajeros en el futuro”.
Los hoteles están atenuando los problemas causados por la escasez de personal con soluciones creativas, como alentar a los huéspedes a reutilizar sus sábanas y toallas o preguntarles si les gustaría abstenerse de los servicios de limpieza durante su estadía. Algunos han interrumpido el servicio en la habitación y lo han reemplazado con aplicaciones de entrega de comida como Door Dash. Otros confían en que los huéspedes hagan su registro y salida por su cuenta. (Una forma en la que puede prepararse antes de llegar: si el hotel tiene una aplicación, descárguela, ya que puede facilitar su registro y ayudarlo a acceder a algunos servicios, como reservaciones en restaurantes o, incluso, en piscinas).